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3/12/2004 | La desalación y la reutilización

La desalación y la reutilización: respuestas asequibles al desafío del agua


Cristina Narbona Ruiz
Ministra de Medio Ambiente


Dentro de unos días, Almería acogerá el V Congreso Nacional de Desalación. Este evento, punto de encuentro de expertos, técnicos y empresas especializadas en el sector, concitará la máxima atención e interés y situará a la ciudad en un lugar destacado del debate del agua.

Que el V Congreso tenga lugar en Almería no resulta casual. Almería y su provincia son referentes internacionales en los temas de desalación y reutilización de aguas residuales. Los almerienses poseen una valiosísima experiencia y tradición y han hecho enormes esfuerzos inversores para mejorar las técnicas en la optimización de recursos, y sus usuarios y regantes, son, en ese sentido, un ejemplo para otros lugares en cuanto a la eficiencia en el consumo del agua. La desalación y la reutilización abren nuevas expectativas para las empresas españolas, que están ya construyendo desaladoras en Londres y Massachussets, así como una planta de aguas residuales en China.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido abordar con rigor los problemas de gestión, de calidad y de disponibilidad del agua, desde los principios de corresponsabilidad exigidos en la Unión Europea. El programa A.G.U.A. -Actuaciones para la Gestión y Utilización del Agua- pretende establecer sistemas de coparticipación de los usuarios más simples, más claros y también más justos superando el enfoque más convencional: Numerosos expertos -incluidos los que forman parte del Consejo Nacional del Agua- han analizado cómo el derogado trasvase del Ebro no reunía las mínimas condiciones de viabilidad ambiental ni técnica, y que carecía de compromisos fehacientes sobre la distribución de sus costes, por lo que era rechazado también por las instancias técnicas de la Comisión Europea.

El Programa A.G.U.A. responde al modelo de gestión sostenible del agua que propugna la Comisión Europea. El Gobierno ha puesto en marcha un conjunto de iniciativas que beneficiarán significativamente a los colectivos interesados. Son iniciativas que están siendo consensuadas previamente -y quiero subrayar lo de previamente- pues parten de la identificación de usuarios y de la demanda real que éstos necesitan, para evitar el desastre socioeconómico que hubiera supuesto el derogado trasvase. La desalación, que nos da agua nueva, y la reutilización, que nos renueva el agua usada, son algunas de las principales actuaciones que proponemos; pero también se van a modernizar grandes zonas de regadíos, se va a mejorar la calidad del agua de muchos abastecimientos y se va a incrementar la eficiencia de los actuales sistemas hídricos superficiales y subterráneos.

La modulación y flexibilidad de las actuaciones planteadas en cada región -graduando las respuestas de acuerdo con la evolución de la demanda solvente- es el argumento más contundente para demostrar que el Programa A.G.U.A. ofrece la mejor solución a los problemas del agua. En el caso concreto de Almería, las ventajas de la desalación y la reutilización resultan tan evidentes que la argumentación en este sentido no precisa casi demostración.

En primer lugar, el abastecimiento poblacional y determinados regadíos pueden pagar los precios resultantes de las tecnologías en cuestión, porque su incidencia sobre los usuarios es mínima. El agua significa en la agricultura moderna de riego, bien conocida en Almería, un coste no superior al 3 ó 5 por ciento del producto; en el abastecimiento poblacional, los costes, como sabemos, son plenamente asequibles. En ambos casos, la desalación se utilizará como complemento -o en su caso, sustitución- de los otros recursos convencionales ya utilizados actualmente.

Lo que se necesita, por lo tanto, es una capacidad instalada de desalación y de reutilización que asegure las necesidades extremas, especialmente en situaciones de sequía. Los costes fijos son la prima que hay que pagar por contar con esa garantía: el coste añadido de producir agua no es demasiado importante. Pero, ¿y el valor que representa disponer de total seguridad? ¿Contar con la garantía de no tener que racionar el agua en zonas turísticas, en plena temporada, cuando esa circunstancia puede suponer daños irreparables? ¿Contar con la seguridad de poder atender plenamente los compromisos de suministro de hortofrutícolas cuando ha costado tantos esfuerzos introducirse en los mercados europeos?.

Imaginemos, en contraposición, las ilusorias prestaciones de un hipotético trasvase del Ebro. Con independencia de su ya señalada inviabilidad económica y ambiental, el agua trasvasada cada año dependería de la situación real existente en la cuenca del Ebro a lo largo de ese año, lo que, por más vueltas que le demos, hubiera constituido un riesgo esencial para todos los usuarios del trasvase, y un riesgo mayor para los usuarios situados al final, es decir, fundamentalmente para Almería y Murcia.

Frente a ello, las desaladoras son soluciones modulables que pueden modificar, en un tiempo relativamente corto, su capacidad instalada. Y esas modificaciones son decisión exclusiva de los usuarios: según las necesidades pondrán en movimiento sus recursos financieros para subvenir oportunamente a los incrementos que les resulten convenientes. Este equilibrio entre necesidades y costes no puede perderse nunca de vista, pues de él se deduce una decisión correcta en todos los temas de repercusión económica.

Como ejemplo, baste señalar el compromiso de que, antes de iniciar ninguna actuación, el Ministerio de Medio Ambiente solicita la participación de los usuarios en la financiación de cada una de ellas, estableciendo las garantías correspondientes mediante el oportuno convenio. Este planteamiento de trabajo riguroso y de intenso diálogo ha puesto de manifiesto una reducción notable de la demanda de agua. Nuestros técnicos están revisando -de acuerdo con los usuarios- las demandas previstas porque las señaladas en estudios anteriores están muy sobredimensionadas. Es un auténtico motivo de satisfacción, porque con ello se va a lograr un ahorro significativo de recursos hídricos y económicos.

El Gobierno tiene el firme compromiso de que el Programa A.G.U.A. resuelva los problemas de agua de Almería, y lo va a cumplir -como ya ha demostrado con otros compromisos para la legislatura-. Nuestro reto actual es el de reducir al mínimo los tiempos necesarios para su ejecución. Con este fin estamos ya realizando los estudios y proyectos básicos para las actuaciones planteadas en todas las cuencas, en el año 2005 iniciaremos la contratación de las primeras obras, y en el año 2006, que a algunos les parece lejano, pondremos en servicio las primeras realizaciones. Compárese todo ello con los dos lustros que, inexorablemente, hubieran requerido las obras del trasvase para que Almería pudiera disponer de agua, con escasas garantías en cuanto a su cuantía efectiva, al final de esa conducción.

Con las actuaciones del programa A.G.U.A. Almería está en la misma línea de salida que Murcia, Alicante, Castellón, Valencia o Barcelona, porque cada una de las inversiones previstas es independiente y avanza al ritmo que permiten la realidad de las cosas y, en particular, la voluntad de los usuarios.

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