Vegetació-de-ribera

VEGETACIÓN DE RIBERA

Los bosques de ribera, bosques de galería o sotos, son bosques caducifolios que crecen a ambos lados de los ríos. Esta vegetación, denominada riparia, no depende tanto de los factores climáticos de la zona (precipitación y temperatura) como de la humedad del suelo, ya que la cercanía al cauce le proporciona unas reservas hídricas propias.

Las formaciones vegetales que se desarrollan en las riberas de los ríos no presentan una distribución uniforme, sino que esta va a venir determinada por los requerimientos hídricos de cada especie, su resistencia mecánica a las avenidas y su capacidad de soportar inundaciones periódicas totales o parciales. La disponibilidad de agua para la vegetación es mayor cuanto más cerca nos encontremos del cauce y va disminuyendo a medida que nos alejamos del río. Esta es la causa por la que la vegetación de ribera aparece diferenciada en “bandas” más o menos paralelas al curso fluvial.

FUENTE: Manual de restauración de riberas en la Cuenca del Segura. Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino-Confederación Hidrográfica del Segura. 2008

Entre los paisajes de mayor belleza y singularidad ligados al agua en la cuenca del río Segura encontramos, en su tramo medio, el último vestigio de bosque en galería de la Región de Murcia:la Reserva Natural de Sotos y Bosques de Ribera de Cañaverosa. Con una superficie de 200 ha aproximadamente, se extiende a lo largo de 20 Km entre los municipios de Moratalla, Calasparra y Cieza.

En este tramo se distinguen dos bandas de vegetación:

En la primera banda, en contacto directo con el curso de agua, las condiciones son más desfavorables para el asentamiento de estructuras arbóreas ya que está directamente afectada por las crecidas naturales del río. La vegetación que encontramos es por tanto de porte arbustivo, con una altura que ronda los 5-10 m, de estructura flexible y gran capacidad de regeneración vegetativa, lo que le confiere la capacidad de soportar los efectos de las avenidas. En esta banda de vegetación vamos a encontrar fundamentalmente saucedas (Salix purpurea) y baladres (Nerium oleander). El estrato herbáceo está constituido en su mayoría por especies nitrófilas que llegan transportadas por el mismo río, destacando por su vistosidad el lirio amarillo (Iris pseudacorus).

Baladre (Nerium oleander)

La segunda banda, donde el nivel freático se encuentra más elevado y las crecidas son menos frecuentes, está dominada por los grandes árboles que, una vez adultos, disponen sus copas entre los 15-25 m aunque excepcionalmente pueden superar los 30 m. Aquí encontraremos fundamentalmente álamo blanco (Populus alba), chopo (Populus nigra) y olmo (Ulmus minor). Otras especies que forman parte de este estrato, aunque con alturas que no suelen superar los 10-15 m, son el fresno (Fraxinus angustifolia), diferentes especies de sauce (Salix alba, S. fragilis, S. atrocinerea y S. neotricha) y tarays (Tamarix africana, T. canariensis y T. gallica).

Álamo blanco (Populus alba) y Olmo (Ulmus minor)

Dentro del estrato arbustivo distinguimos especies como la madreselva (Lonicera biflora), el baladre (Nerium oleander), el sabuco (Sambucus nigra) o el emborrachacabras (Coriaria myrtifolia). También se encuentran presentes una gran cantidad de espinosas como la zarza (Rubus ulmifolius) o el rosal silvestre (Rosa canina) y otras especies de crecimiento trepador como la zarzaparrilla (Smilax aspera).

Rosa silvestre (Rosa canina)

Las riberas de los ríos cumplen todo un abanico de funciones ecológicas ya que actúan como hábitat para especies de flora y fauna y como corredores ribereños que permiten a las diferentes especies dispersarse, siendo fundamentales para el mantenimiento de la diversidad biológica en los ecosistemas acuático y terrestre. Además actúan como filtros frente a la contaminación difusa procedente de la agricultura y son las principales responsables de la estabilización y conformación de las márgenes de los ríos.

Actualmente los asentamientos humanos en las orillas de nuestros ríos, las obras hidráulicas para el control y regulación de los caudales, las canalizaciones, las roturaciones en los suelos fértiles de los márgenes de los ríos y su colonización por especies exóticas e invasoras entre otros, han llevado a que la vegetación de ribera sea considerada la vegetación más intensamente transformada por la actividad humana.

Uno de los principales problemas asociados a la vegetación de ribera en la cuenca del río Segura es su sustitución por cultivos o cañaverales. La caña común (Arundo donax) es una especie exótica (supuestamente originaria del centro de Asia) e invasora, que representa un gravísimo problema ecológico y dificulta enormemente la gestión de los recursos hídricos. Actualmente, se están llevando a cabo grandes esfuerzos para desarrollar y testar diferentes técnicas que permitan su erradicación ya que su desaparición de nuestros cauces es una condición necesaria para recuperar los bosques de ribera autóctonos y para que los cursos de agua recuperen el buen estado ecológico.

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